La artritis es un signo de inflamación, cuya presencia dirige al médico hacia un grupo de enfermedades muy concretas de diversa índole, que son las enfermedades inflamatorias.
Un grupo importante de ellas son las enfermedades autoinmunes o sistémicas, que se caracterizan por predominar en la mujer (con frecuencia aparecen entre la tercera y cuarta década de la vida) y pueden afectar a órganos internos y provocar manifestaciones según el órgano afectado. Aunque, en general, ha habido grandes avances en el conocimiento de estas enfermedades y en su tratamiento, especialmente con los nuevos fármacos biológicos.
Otro grupo es el de las artritis por depósito, como la gota, que se caracteriza por el depósito en las articulaciones de urato monosódico o ácido úrico.
La artritis puede afectar a personas de cualquier edad, incluso a niños (artritis juvenil).
Sus síntomas incluyen:
- Dolor continuo, incluso en reposo
- Rigidez articular de predominio matutino prolongada (más de 1 hora)
- Posible hinchazón, con derrame sinovial inflamatorio
- Dificultades para mover alguna articulación
- Otros síntomas que varían según los distintos tipos de artritis, que pueden aparecer en la piel o en órganos.
Entre sus causas o factores de riesgo, son importantes los factores hereditarios/genéticos y los defectos en el sistema inmunológico. Pero hay factores negativos que los pacientes deben evitar:
El sobrepeso, puesto que la grasa puede ser un factor pro-inflamatorio y alterar el funcionamiento de fármacos eficaces.
Tabaco. Se ha demostrado que influye negativamente en la aparición de algunas de estas enfermedades, como el lupus sistémico y la artritis reumatoide y además afecta a la eficacia de los tratamientos.
Por otro lado, se aconseja realizar ejercicio adecuado, inicialmente supervisado, para evitar la rigidez articular y la debilidad muscular.
Síntomas y causas de la artrosis
La artrosis, a diferencia de la artritis, es una enfermedad degenerativa, normalmente relacionada con el desgaste y/o envejecimiento de las articulaciones. El deterioro del cartílago articular provoca que los huesos se vayan desgastando y aparezca dolor y deformaciones.
Sus síntomas son muy diversos y evolucionan en el tiempo progresivamente:
- Dolor articular relacionado con los movimientos.
- Limitación de movimientos.
- Crujidos.
- Rigidez matutina (menor de 1 hora).
- Ocasionalmente, derrame articular, mecánico o no inflamatorio.
- Posibles deformidades en las articulaciones, algunas características como las localizadas en la articulación distal de los dedos.